1
¡Que se
sirvan los afilados cuervos de mis frágiles huesos!
Ya no
siento ni padezco...
La
indiferencia me ha hecho indolente...
Me está
deshumanizando
2
No
necesité más que la tenacidad propia para dar los pasos.
Para
recordar lo que fue vivir.
Sin más
apoyo que el de mi mano.
Resistí
iracunda la brecha temporal
Me
arrodillé exhausta.
Dejando
que el frío aire penetrará mi nuca.
Arrastrando
oscuros susurros
que
adormecían mi mente,
y me
alejaban de mí
hacia
infinitos ecos de negra soledad.
3
¡Invierno,
ven ya!
¡Arrópame
con tu triste manto nocturno!
Convierte
mis noches en dulces viajes
hacia
sueños inalcanzables,
hacia
recuerdos inventados,
hacia
las lejanas constelaciones.
Agriétame
manos y labios.
Atrápame
bajo la penumbra
de tus
sábanas frías.
¡Cómo
anhelo tu navideño hedor...!
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